El Madrid sigue intratable al ritmo de Llull

Tras once partidos oficiales, más el amistoso de los Dallas Mavericks, el Real Madrid sigue imparable. Tampoco pudo con nuestro equipo un hueso muy duro de roer como es el EA7 Emporio Armani Milán que, eso sí, le llevó al límite durante tres cuartos. Pero los de Chus Mateo también saben sufrir para ganar. Perdían por nueve puntos en la primera parte y los pívots se cargaban de faltas. Fue cuando sacó su corazón y su mejor baloncesto, con un magistral Llull a la cabeza 19 puntos y 5 triples, para sobreponerse a la situación y darle la vuelta al partido con una gran segunda mitad y un último cuarto definitivo 21-10. También brilló Campazzo, que acabó con otro doble-doble 12 puntos y 10 asistencias. Cuarta victoria en la Euroliga, la segunda en menos de 48 horas tras la conseguida el pasado martes frente al Zalgiris también en el WiZink Center. Seguimos invictos esta temporada.
 
La intensidad fue máxima de inicio con los italianos poniendo muchas trabajas al Madrid en defensa. Nuestros porcentajes en ataque era buenos, pero el problema radicaba en las pérdidas. Las ocho que cometimos en el primer cuarto nos impedían desplegar nuestro juego con continuidad y poder ver más el aro rival. Una muestra de ello fueron las dos faltas de Tavares y las tres de Poirier. Pese a todo, con Campazzo al frente cinco asistencias y Deck en la anotación 6, logramos 19 puntos por los 25 de un Armani Milán muy sólido también en el aspecto ofensivo y muchos efectivos sumando.
 
El increíble Llull sale al paso
El Madrid mejoró sustancialmente en defensa en el segundo cuarto con un quinteto bajito en el que Hezonja, Yabusele y Ndiaye se alternaron las posiciones interiores. Tapó la herida de las pérdidas e hizo un esfuerzo extra atrás. Aguantaron los de Messina con Hall y Mirotic, y un triple del primero les daba la máxima de 9 puntos con el 30-39 en el minuto 17. Era un partido para sufrir y así lo entendimos. Ndiaye dio un plus de agresividad y apareció el capitán y su carácter. Cuando peor estaban las cosas, Llull se echó una vez más al equipo en ataque. Ya había avisado con un triple y una canasta, pero sacó su repertorio y la garra que le caracteriza para dar el estirón necesario y alcanzar por fin a su rival. Dos triples más, el tercero sobre la bocina del segundo cuarto, igualó el partido a 42 al descanso ante la euforia del WiZink Center.